Los alimentos infantiles no existen

Los alimentos infantiles no existen: ¿Cuántas veces has ido a un restaurante y le has pedido a tu hijo el menú infantil? o ¿has ido al supermercado y has elegido un tipo de galleta en concreto porque ponía “Mi primera galleta”? Si te has sentido identificado al pensar en la respuesta a estas preguntas, quédate y lee este artículo porque va a hacerte cambiar de opinión acerca de estos productos y menús especiales para niños.

Las trampas a evitar en el supermercado

Para empezar, quiero decirte que los alimentos y productos que encontramos en el supermercado y que nos dicen que son especiales para niños, no lo son. Es una gran mentira, una invención del ser humano, bueno, más bien de las grandes superficies que quieren hacerse millonarias a costa de nuestro consumismo y falta de información. Pero vamos al grano, que me desvío del tema y esto da para otro artículo.

Como os iba diciendo, todos estos productos han sido creados por la industria alimentaria para lucrarse con ellos, ya que se aprovechan de que, como padres y madres, queremos lo mejor para nuestros hijos. Y es por ello que, si vemos en el envase frases como “Mi primera galleta” o “Mi primer yogur”, los compramos pensando que es lo más beneficioso para ellos porque confiamos en que hay expertos detrás que han analizado esos productos para que los niños crezcan sanos y fuertes.

Pero la realidad es que todos estos productos llevan un gran trabajo de marketing detrás por parte de las empresas. Buscan llamar la atención de los niños con los personajes que estén de moda en ese momento, letras y colores llamativos, incluso regalando algún juguete al compararlos para que tu hijo se encapriche y termines pagando por ello.

Pues he de decirte que estos productos son el demonio camuflado de dibujo y una de las causas del aumento de las tasas de obesidad infantil en el mundo. Esto se debe a que entre sus ingredientes encontramos una gran cantidad de azúcar, harinas refinadas, grasas de mala calidad y muchos otros compuestos químicos para crear adicción en los más pequeños de la casa.

La gran mentira de los zumos

Este es uno de los temas que más sorprende en las sesiones que tengo con mis pacientes. Es un mito que cuesta entender, pero voy a tratar de explicarlo para que quede claro. Vamos a ello.

No sé si os acordáis del famoso anuncio de “El primo de Zumosol”, en el que nos hacían creer que necesitábamos ese zumo en concreto para ser fuertes y que los demás niños no se metieran con nosotros. Pues siento deciros que los zumos no son un producto saludable para nuestros hijos, ya que están formados en su mayoría por azúcares libres y agua. Es mucho mejor ofrecerles una pieza de fruta entera con piel, ya que de esta manera les estamos aportando agua, vitaminas, minerales, hidratos de carbono complejos y fibra, la cual junto con el proceso de masticación les ayudará a saciarse. Además, la fibra que encontramos en la piel ayuda a evitar los picos de insulina que sí se producen al tomarla en forma de zumos.

Por otro lado, ¿te has parado a pensar alguna vez cuántas piezas de fruta van en un zumo? Cuando tomamos un zumo de fruta, ya sea comprado o casero, no va una, sino dos o tres mínimo. Si no me crees, puedes hacer la prueba y comprobarás que para un vaso necesitas mínimo dos naranjas grandes. Además, el sabor ácido no suele gustarnos, por lo que le añadiremos azúcar, ¡toma ya! ¿Crees que es saludable tomar tres naranjas con extra de azúcar? Ahí está la explicación de por qué no es recomendable.

Menús infantiles

Otro tema curioso es el de los menús infantiles. Vamos a pararnos y a reflexionar, ¿de verdad creemos que un niño no puede comer lo mismo que un adulto? Todos sabemos que sí, un niño puede comer lo mismo que tú y que yo, pero siempre adaptando las cantidades y la textura a su edad.

Pero, ¿sabes lo que pasa? Que cuando vamos a un restaurante o estamos de vacaciones, lo que queremos es que los niños se coman la comida o, más importante, que no molesten. Entonces, ¿qué hacemos? Pedir el menú infantil que suele llevar croquetas, empanadillas, hamburguesas, salchichas, pizza, patatas fritas, pasta blanca… Todos estos son alimentos que adoran los niños por su sabor. Pero a los padres y madres también les vienen muy bien, porque son alimentos que se pueden coger con la mano y fáciles de comer. Sin embargo, la verdad es que son alimentos, como he comentado antes, ricos en grasas insanas, harinas refinadas y de pésimo valor nutricional.

Así que te propongo que cuando vayas a un restaurante le dejes elegir platos saludables de la carta que también comería un adulto. Empecemos a tratar a los niños como seres que también necesitan tomar decisiones y ser independientes en lo que quieren o no comer, y no caigamos siempre en la tentación del menú infantil.